EL ARTE DE VIVIR
- flamencalle
- 8 nov 2019
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En el arte de vivir hay que cuidar los detalles.
Al igual que un pintor en su óleo no deja al descubierto los trazos a carboncillo, deberíamos cuidarnos de no exponer nuestras conclusiones de manera prematura. Cuando vemos la obra no vemos el proceso y en eso radica su magia.
Es importante saber qué decir y qué no decir, pues si bien uno es responsable de sus palabras, poco puede hacer una vez que éstas han atravesado el intelecto del otro. Si explicamos continuamente lo que observamos, sentimos y pensamos, perdemos el efecto, es como si nos hallaramos eternamente frente a una obra inconclusa.
No se debe ir haciendo alarde de lo que se sabe, mas es bueno mostrar sin reparos lo que no se sabe. Y no se trata de una estrategia maliciosa, es un acto de escrupulosa creación. Si pretendemos relacionarnos con el mundo de una manera estética, los bocetos, apuntes y tachones no necesitan ser siempre mostrados.
Las ideas, las relaciones simbólicas, en las que cada quien se basa para vivir son como las cuerdas de una marioneta; deben pasar desapercibidas para que el espectador sienta la verdad cobrando vida ante sus ojos.

El buen artista es aquel que revive en sí mismo su obra, sin necesidad de explicarla. La encarna desde la más elaborada sencillez. En este viaje a la profundidad de lo sublime está abanderando dos nobles causas. Una es la de mantener la atención en un objeto, trabajar con él hasta despojarlo de todas sus apariencias y llegar al fondo de la verdad. Otra, entregarle al mundo la más simple de las bellezas, la más sutil de las experiencias.
¡ Qué cierto es todo lo que comentas!. Alguien dijo una vez que la persona que pierde la esperanza se vuelve reaccionaria. Sigamos adelante con la certeza de que la quietud no existe, todo es cambio, empujemos con arte y decisión la imparable e inagotable rueda de la vida